¿Qué aspectos trabajamos?
Con este cuento podemos enseñar a los niños estrategias para relajarse y fomentar el
autocontrol ante conductas impulsivas. Es un buen ejemplo para trabajar las emociones y la
conciencia de estas.
¿Qué necesitamos?
Sólo nos hace falta el cuento y todo el material
extra que queramos utilizar. Podemos tener dibujos de tortugas para colorear o
escribir los pasos de la técnica para tenerlos en algún sitio para que se
puedan ver de manera diaria. Este material extra nos sirve para que nuestro
hijo se familiarice con la estrategia y se identifique más fácilmente con la
tortuga.
¿Cómo explicamos la técnica?
- Como paso previo, debemos explicarle a nuestro hijo que vamos a contarle un cuento que nos ha gustado mucho.
- Después de contárselo, podemos hacer una reflexión de cómo afronta los problemas la tortuga.
- Una vez analizado el cuento de manera conjunta, antes de empezar con la técnica, podéis utilizar el material extra que os he comentado con anterioridad, por ejemplo colorear una imagen de una tortuga.
- Finalmente, le proponemos hacer lo mismo que la tortuga cuando se enfada. Es importante que tengamos todos los pasos bien definidos (los podéis ver en la imagen 1). Al principio, será necesario practicar la técnica de manera conjunta y en los momentos en los que no hay conflicto, y poco a poco podemos ir introduciéndola en las situaciones en las que sea necesario.
A continuación os dejo el cuento de la tortuga, es importante recordar que podéis hacer todas las modificaciones necesarias para que vuestro hijo se sienta identificado, como por ejemplo, cambiarle el nombre a la tortuga, la edad, el sexo o el número de hermanos.
CUENTO DE LA TORTUGA
"Hace mucho tiempo había una
hermosa tortuga que tenía (3,4,5,6,7,8) años y que se llamaba
Pepe. A ella no le gustaba demasiado ir al cole.
Prefería estar en casa con su hermano menor y con su
madre. No le gustaba aprender cosas en el colegio. Prefería correr, jugar.
Era demasiado pesado hacer fichas y copiar de la pizarra. No le
gustaba escuchar al profesor, era más divertido hacer ruidos de coches y
nunca recordaba qué es lo que tenía que hacer. A Pepe lo que le gustaba
era enredar con los demás compañeros, meterse con ellos y
gastarles bromas.
Cada día, cuando iba camino del colegio, se decía
que intentaría no meterse en líos, pero luego era fácil que alguien
hiciera que perdiera el control, y al final se enfadaba, se peleaba y el
profesor le reñía o le castigaba.“ Siempre metido en líos”, pensaba.“ Como
esto siga así voy a acabar odiando al colegio y a todos”. La tortuga lo
pasaba muy pero que muy mal. Un día de los que peor se sentía encontró al
viejo señor Tortuga, el más sabio del lugar.
Cuando el señor Tortuga vio a Pepe le preguntó por
qué estaba tan triste, y Pepe le contó lo que le pasaba, que siempre se
metía en problemas y que se portaba mal sin saber por qué. El señor
Tortuga le sonrió y le dijo que comprendía lo que le había contado porque
hacía mucho tiempo, antes de que fuera tan sabio, él también se enfadaba
cuando hacía cosas que no estaban bien. Pepe se sorprendió y le preguntó
cómo había aprendido a portarse bien. El señor Tortuga le dijo:” Bien,
Pepe, he aprendido a utilizar mi protección natural, mi caparazón”.
“Tú también puedes esconderte en tu concha
siempre que tengas sentimientos de rabia, cuando tengas ganas de gritar,
de pegar, de romper cosas. Cuando estés en tu concha puedes descansar
hasta que ya no te sientas tan enfadado. Así que la próxima vez que te
enfades! métete en tu concha!
El señor Tortuga le contó a Pepe que había aprendido
a dominarse en las situaciones difíciles metiéndose en su caparazón,
respirando profundamente y relajándose (soltando todos sus músculos,
dejando que cuelguen manos y pies, no haciendo nada de fuerza con su
tripa, respirando lentamente, profundamente). Además, pensaba cosas
bonitas y agradables mientras se estaba relajando.
Después pensaba en la situación en la que se
encontraba y en la forma de solucionarla.
Planteaba cuatro o cinco ideas e imaginaba lo que
sucedería si ponía en práctica cada una de estas cosas.
Finalmente seleccionaba la mejor.
Así es como llegó a ser sabio. Bien, Pepe se
entusiasmó realmente con la idea. Fue más a gusto al colegio cada día pues
tenía muchos amigos y su profesor y sus padres estaban muy contentos con
él.
Pepe siguió practicando cómo solucionar las
situaciones difíciles hasta que verdaderamente lo hizo bien. Tú también
puedes hacer lo que hace Pepe. Cuando estés muy enfadado y veas que vas a
meterte en líos, puedes aislarte en tu caparazón, relajarte y decidir qué
es lo que deberías hacer."
Aquí tenéis otra imagen para haceros una idea de cómo se puede aplicar esta técnica. Recordad que no es necesario que el niño adopte esta postura exacta, basta con agachar la cabeza y curvar los hombros para delante.
Una de las muchas posturas que podemos adoptar a la hora de aplicar la técnica. |
Os recomiendo ser creativos, tener mucha paciencia y empezar a utilizar esta estrategia con mucha ilusión.