Pequeños consejos para niños felices

jueves, 31 de marzo de 2016

¡EL CUENTO DE LA TORTUGA! Enseñando autocontrol y tolerancia a la frustración

 ¿Qué aspectos trabajamos?
Con este cuento podemos enseñar a los niños estrategias para relajarse y fomentar el autocontrol ante conductas impulsivas. Es un buen ejemplo para trabajar las emociones y la conciencia de estas.
¿Qué necesitamos?
Sólo nos hace falta el cuento y todo el material extra que queramos utilizar. Podemos tener dibujos de tortugas para colorear o escribir los pasos de la técnica para tenerlos en algún sitio para que se puedan ver de manera diaria. Este material extra nos sirve para que nuestro hijo se familiarice con la estrategia y se identifique más fácilmente con la tortuga.
¿Cómo explicamos la técnica?
  1. Como paso previo, debemos explicarle a nuestro hijo que vamos a contarle un cuento que nos ha gustado mucho.
  2. Después de contárselo, podemos hacer una reflexión de cómo afronta los problemas la tortuga.
  3. Una vez analizado el cuento de manera conjunta, antes de empezar con la técnica, podéis utilizar el material extra que os he comentado con anterioridad, por ejemplo colorear una imagen de una tortuga.
  4. Finalmente, le proponemos hacer lo mismo que la tortuga cuando se enfada. Es importante que tengamos todos los pasos bien definidos (los podéis ver en la imagen 1). Al principio, será necesario practicar la técnica de manera conjunta y en los momentos en los que no hay conflicto, y poco a poco podemos ir introduciéndola en las situaciones en las que sea necesario.


Imagen 1: Pasos de la técnica de la tortuga
A continuación os dejo el cuento de la tortuga, es importante recordar que podéis hacer todas las modificaciones necesarias para que vuestro hijo se sienta identificado, como por ejemplo, cambiarle el nombre a la tortuga, la edad, el sexo o el número de hermanos.

CUENTO DE LA TORTUGA
"Hace mucho tiempo había una hermosa tortuga que tenía (3,4,5,6,7,8) años y que se llamaba Pepe. A ella no le gustaba demasiado ir al cole.
Prefería estar en casa con su hermano menor y con su madre. No le gustaba aprender cosas en el colegio. Prefería correr, jugar. Era demasiado pesado hacer fichas y copiar de la pizarra. No le gustaba escuchar al profesor, era más divertido hacer ruidos de coches y nunca recordaba qué es lo que tenía que hacer. A Pepe lo que le gustaba era enredar con los demás compañeros, meterse con ellos y gastarles bromas.
Cada día, cuando iba camino del colegio, se decía que intentaría no meterse en líos, pero luego era fácil que alguien hiciera que perdiera el control, y al final se enfadaba, se peleaba y el profesor le reñía o le castigaba.“ Siempre metido en líos”, pensaba.“ Como esto siga así voy a acabar odiando al colegio y a todos”. La tortuga lo pasaba muy pero que muy mal. Un día de los que peor se sentía encontró al viejo señor Tortuga, el más sabio del lugar.
Cuando el señor Tortuga vio a Pepe le preguntó por qué estaba tan triste, y Pepe le contó lo que le pasaba, que siempre se metía en problemas y que se portaba mal sin saber por qué. El señor Tortuga le sonrió y le dijo que comprendía lo que le había contado porque hacía mucho tiempo, antes de que fuera tan sabio, él también se enfadaba cuando hacía cosas que no estaban bien. Pepe se sorprendió y le preguntó cómo había aprendido a portarse bien. El señor Tortuga le dijo:” Bien, Pepe, he aprendido a utilizar mi protección natural, mi caparazón”.
“Tú también puedes esconderte en tu concha siempre que tengas sentimientos de rabia, cuando tengas ganas de gritar, de pegar, de romper cosas. Cuando estés en tu concha puedes descansar hasta que ya no te sientas tan enfadado. Así que la próxima vez que te enfades! métete en tu concha!
El señor Tortuga le contó a Pepe que había aprendido a dominarse en las situaciones difíciles metiéndose en su caparazón, respirando profundamente y relajándose (soltando todos sus músculos, dejando que cuelguen manos y pies, no haciendo nada de fuerza con su tripa, respirando lentamente, profundamente). Además, pensaba cosas bonitas y agradables mientras se estaba relajando.
Después pensaba en la situación en la que se encontraba y en la forma de solucionarla.
Planteaba cuatro o cinco ideas e imaginaba lo que sucedería si ponía en práctica cada una de estas cosas.
Finalmente seleccionaba la mejor.
Así es como llegó a ser sabio. Bien, Pepe se entusiasmó realmente con la idea. Fue más a gusto al colegio cada día pues tenía muchos amigos y su profesor y sus padres estaban muy contentos con él.
Pepe siguió practicando cómo solucionar las situaciones difíciles hasta que verdaderamente lo hizo bien. Tú también puedes hacer lo que hace Pepe. Cuando estés muy enfadado y veas que vas a meterte en líos, puedes aislarte en tu caparazón, relajarte y decidir qué es lo que deberías hacer."

Aquí tenéis otra imagen para haceros una idea de cómo se puede aplicar esta técnica. Recordad que no es necesario que el niño adopte esta postura exacta, basta con agachar la cabeza y curvar los hombros para delante. 
Una de las muchas posturas que podemos adoptar a la hora de aplicar la técnica.
Os recomiendo ser creativos, tener mucha paciencia y empezar a utilizar esta estrategia con mucha ilusión. 

3 comentarios:

  1. Maria, muy interesante... Seguiremos informandonos

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    1. ¡Muchas gracias Victoria! Es una estrategia muy útil y a los peques les gusta mucho. Si en algún momento tienes dudas de cómo aplicarla puedes preguntarme.

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  2. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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