Pequeños consejos para niños felices

domingo, 7 de agosto de 2016

¿LA INFANCIA EN UN PAÍS COMO VIETNAM?


Después de dos semanas explorando un país tan maravilloso como Vietnam he decidido dedicarle una entrada para expresar todas las sensaciones experimentadas en relación a la infancia entendida de una forma muy distinta.

Al decidir realizar este viaje supe que me encontraría con una cultura diferente a la que estoy acostumbrada, probablemente este fue el motivo por el cual me decidí a emprender esta aventura. A pesar de las advertencias y de la investigación previa sobre las diferencias culturales, una vez instalada en la primera ciudad, supe que no estaba tan preparada como creía para asimilar tanta información. Si tuviese que utilizar una sola palabra para describir la sensación creo que escogería "impactante".

¿A que me refiero con impactante? Lo primero que notas cuando llegas a Vietnam es que no estás en Europa, parece realmente obvio pero hasta ese momento para mí no lo era. Con un simple vistazo puedes observar innumerables cosas que hacemos diferente. Como la falta de conciencia del espacio personal, el elevado tono de voz de los hombres y el poco tono de las mujeres, la obsesión por evitar el contacto con el sol para mantener la piel blanca, las normas de conducción o la falta de ellas. Pero algo que no se ve a simple vista, y que seguramente por defecto de profesión yo intenté buscar, es la infancia.

Los primeros días en Hanoi, me preguntaba ¿y los niños? Poco a poco, me fui fijando y estaban allí. En las calles, en las tiendas de los padres, en los parkings o en los restaurantes familiares. Lo primero que pregunté, en cuanto tuve ocasión, fue saber las normas de escolarización que siguen, por lo que me comentaron y me sorprendió gratamente, es que son las mismas que las nuestras, primera cosa en común que encontré. Los niños deben ser escolarizados a los tres años de edad, por lo que al ver tantos niños supuse, y así me lo confirmaron, que ellos también están en verano.

A pesar de ello, y como pude comprobar en el resto de ciudades que visité, no compartimos el mismo concepto de verano y vacaciones. Aquí cuando llega Junio lo primero que pensamos es en la playa, los juegos acuáticos para los peques y en que es su momento de descansar, ya que durante el invierno tienen los más parecido a una jornada laboral. Allí, los pequeños se entretienen ayudando a los padres en sus negocios, sirven en los restaurantes, atienden en las tiendas, ofrecen trineos en las dunas o incluso cobran la entrada en los parkings.

Probablemente una de las imágenes que más me impactó fue cuando una niña de 4 años me preguntó si quería comprarle algo de la cesta que llevaba cargada en sus pequeñas manos.  Al decirle que no me apetecían chicles, clínex ni tabaco, siguió recorriendo la calle con la que supuse que era su hermana de unos 8 años, que también cargaba otra cesta de mayor tamaño. Otra situación que me entristeció fue en la Bahía de Halong, donde las mujeres se acercaban a los cruceros con pequeños botes a vender artículos de todo tipo. Si tenían niños, estos les acompañaban durante toda la jornada laboral, por lo que podías ver niños e incluso bebés, en los botes des de que sale el sol, hasta que se pone.

Tengo que decir que no todo lo que vi en cuanto a los niños me sorprendió negativamente. Me gustó ver como les enseñaban a respetar a los turistas, y disfrutaba cuando les pedían que nos saludaran, en sus caras se reflejaba inocencia y felicidad. Algunos incluso, se pasean por los parques o zonas turísticas para practicar el inglés, siempre vigilados por los padres que les esperan en algún banco con cara de orgullosos. Se presentan educadamente y te explican que son estudiantes por lo que les interesaría practicar el inglés contigo, la educación y la elegancia con la que se presentan es realmente admirable.

Por otra parte, aprenden a jugar con lo poco que tienen, no importa si en vez de balón tienen una botella de plástico vacía. Son niños conectados con su entorno y muy estimulados, o mejor dicho, autoestimulados. Algo que ya sabía, es que en Vietnam no existe la sobreprotección, los niños experimentan con lo que tienen a su alcance y saben lo que deben y lo que no deben hacer, en cuanto a seguridad se refiere.

Vietnam es un país maravilloso, un país de contrastes que te deja una sensación agridulce y te llena de experiencias y nuevos aprendizajes. Tener el placer de observar una cultura tan diferente, y a pesar de que suene a tópico, te permite valorar lo que tienes. Nuestros pequeños tienen la oportunidad de disfrutar de su infancia y pueden seguir siendo niños el mayor tiempo posible. Aunque una de las cosas que deberíamos aprender de ellos, es tener la capacidad de entretenimiento y creatividad, ya que es admirable.

Todos los pueblos de la tierra son iguales desde su nacimiento, todos los pueblos tienen derecho a vivir, a ser libres y felices

- Ho Chi Minh-

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